Nos remontamos a mediados del siglo XX. Se trataba de una exposición colectiva en la que podrían participar fotógrafos, profesionales o aficionados, de todos los lugares del planeta. Una primera criba las redujo a tan sólo Un proyecto de todos. Una muestra para todos. Hoy, tras la pertinente cesión de derechos y una larga tarea de restauración, la exposición descansa en el país de origen de su creador, dentro de un castillo que corona un pequeño y perdido pueblo luxemburgués. La muestra se mantiene tal y como fue concebida en su día, para deleite de los que, como yo, nacimos demasiado tarde para vivirla en su época. Dos largas plantas conectadas por una escalera de caracol, donde las diferentes salas van mostrando al espectador los misterios de la vida humana.
Nos remontamos a mediados del siglo XX. Se trataba de una exposición colectiva en la que podrían participar fotógrafos, profesionales o aficionados, de todos los lugares del planeta. Una primera criba las redujo a tan sólo Un proyecto de todos.